Ni mandado a hacer el puesto que le han conferido a la ex diputada local de Morena, Paola Cruz en Morelos.
La ex legisladora ocupa desde la semana pasada un puesto, que por sus funciones es de primera envergadura, pero en lo político siempre ha sido de segunda: la defensora pública.
Su designación obedece a la posición que ocupó y proporcional al apoyo que le brindó a la 4T en Morelos y, más recientemente, al proceso electoral en el que Morena resultó triunfador, sobre todo en la gubernatura.
Paola Cruz llega con el vergonzoso e incongruente antecedente de haber entregado sus armas y recursos al bloque PAN-PRI-MC en el Congreso del estado, de haberse alineado a la política de golpeteo contra las decisiones presidenciales y (incluida la administración de Cuauhtémoc Blanco), y por si fuera poco, a ser parte del dique político que le permite al fiscal Uriel Carmona permanecer en el puesto.
Meses después, ya cercanas las decisiones y candidaturas, Cruz intentó componer, pero ya era de dominio nacional que el grupo político que encabeza el ex aspirante a la gubernatura, Rabindranath Salazar Solorio, en realidad era un auténtico Caballo de Troya para la 4T, aliados,
desde luego, a los intereses de Graco Ramírez por desbarrancar el movimiento obradorista para el 2024.
Por eso es claro y lógico que Paola Cruz sea la titular de la defensoría pública: siempre ha sido defensora de sus intereses, de los de Rabin y del Fiscal Uriel Carmona. No lo escribo yo, lo dice la historia.